De confidentes y verdades musitadas
I
El final del siglo XX y
comienzos del XXI, implicó un cambio importante en las relaciones entre
ciencias sociales, humanidades, arte y producción artística y política.
Mientras las universidades y las agencias de evaluación globales, adquirían un
modelo de producción científica neoliberal que se había globalizado, junto con
la economía; activistas, escritores, videoartistas, músicos, transversalizaban la producción
desafiando a esos modelos que –como cuotas de mercado- planteaban la separación
–más conversadora aún que la teoría sociológica de los campos- entre ciencias y
prácticas poéticas –en un sentido amplio-. En efecto, a la sociología o la
comunicación, se las ubicaba como ciencias sociales aplicadas, dependientes de
mercados del saber y de sus prácticas políticas y estéticas.
Se produce un retorno a
un neo-positivismo neo-objetivista, que, en el fondo, intenta ocultar su
incapacidad para referirse a un mundo sin mundo (mundialización), o a una a refencialidad
llamada globalización (lo global no tiene referente). Y, aún más, a un tiempo
fuera del tiempo. Ruptura de la binariedad del espacio y el tiempo y terceridad
de la luz.
II
No existe la sociedad,
clama el espectro de Eloy Fernández Porta, pero –como todo espectro- desde la
palabra musitada. Como el espectro de
Hamlet aparece por las noches y a media luz y le habla –quien lo escucha
tembloroso- a Horacio, quien siente pavor y asombro. “Juro a Dios que nunca tal
creyera sin el testimonio fiel de mis propios ojos”. Es una confidencia, un
secreto, a media luz (como canta el
tango). La sociedad nunca ha existido, es una fábula, una performance, la luz
sin luz, o el retorno de las luciérnagas. La sociedad es canibalizada por la
demoscopia, desde Colón, quizás el primer sociólogo y demoscópico–quien les
colocó el nombre a los caníbales y los midió-, mientras que el espectro de la
confidencia no canibaliza sino que antropo
e iconofagiza el cuerpo.
https://www.youtube.com/watch?v=XvtiM48eKHI
En
la confidencia. Tratado de la verdad musitada se ubica en el
entre o intersticio de una sociología de las emociones y de un activismo estético
(para ir más rápido) y anéstetico (por utilizar un término Dadá). Es un juego
de emociones, de confidencias que el lector asume –en su activismo- cruzando la
pantalla de la página e introduciéndola en su secreta lectura. Novela negra y
sonido a-tonal, escritura de no ficción,
provocada por la ficción de una escritura que se desborda como signo sin
referente. Vulgaridad, habladurías, hablar por hablar, sin sentido de la
palabra. Ésta, ya ha sido desbordada. Primera estación: el silencio (escucho a
Cage en 4’33’’)
Próxima estación: el
secreto. Freno de mano al tren de la historia.
Un tajo en la historia, desgarrar el relato hasta que vuelva imposible
la narración.
https://www.youtube.com/watch?v=0J9fTmVxxoM&feature=youtu.be
III
La confidencia no puede
encararse desde un solo registro. La mezcla de “máquinas” (Deleuze) visuales,
sonoro-vocales, escriturales, corporales, mezcla carne y hambre. La voz se
acerca al oído y musita. En la
confidencia ingresa por caminos laberínticos. Frente a la autovía
capitalística de mercado que nos indica hacia donde tenemos que ir y el GPS que
nos va llevando para llegar más pronto, los caminos que no tienen dirección. El
AVE, pájaro de metal, llega sin viajar. El secreto se pierde y nos pierde.
El hombre sin nervios espera y
musita.
Camino de bosque, la
chica cubierta se pierde entre los bosques: musita. Invasión de fuegos sobre
“las malas hierbas” y ruidos de constructoras que invaden la floresta –tal cual
máquinas de guerra- y ponen en peligro el silencio.
https://www.youtube.com/watch?v=f_g8LDAxIiE&feature=youtu.be
Si Narciso no existiera
habría que inventarlo. Pero su fealdad no le permitiría mirarse en el espejo de
agua. Se horrorizaría. Si monstruosidad viene de mostrar, la imagen es
monstruosa y no puede referirse a una “belleza” en-rostrada. El pathos de En la confidencia es más pathosformel
(Warburg) angustia, emoción, rostro patético atravesado por el temblor. Sujeto,
sociedad, cultura, avergüenzan a las emociones. Sentir vergüenza es el mayor
estimulo. Remedio y enfermedad, droga y veneno, pharmakon de la red (pharmakon
electrónico), arqué y mal de archivo. La mitología solo puede asumirse desde el
mal. El gran Otro avergüenza al hombre sin nervios.
IV
En
la confidencia se presenta como un tratado, trata y asume que la verdad solo puede musitarse, no plantearse desde el
alegato brutal del grito. El amor y la amistad unen, el silencio traza tramas.
Alienados: alien-ese Gran Otro. Mercantilismo y humanismo, jamás serán
vencidos, parafraseando a Nicanor Parra. La confesión es el tercero en
discordia. Freud lector de San Agustín. Foucault observa e interrumpe la lectura.
Datas: ceros y unos por todas partes. Pero Facebook
es más autoritario aún: me gusta. Dissa (Sukenick), reparto de sensibles y
no de banderas: el des, desacuerdo, desafiliar, desasociar. Competencia
dadaísta entre una máquina de coser y una de escribir. ¿Quién gana? La máquina
de coser, tejer, textualizar.
Diseminar, expulsar semen, eyacular, la imagen sólo
puede ser posible desde los flujos, fluidos : “leakear”. Máquina de escribir
sobre la cual se expulsan las letras. Flaca grafía montada sobre Rocinante.
Cervantes o Fernández Porta. Los selfies son las nuevas fotos de los DNI.
@sujeto o #sujeto, ambos son interpelados piden – ruegan ser interpelados.
V
El sujeto rapea, en la
actualidad, pedalea al ritmo del rap, se desequilibra moviendo sus brazos en la
ciudad virtual sobre dos ruedas. Los políticos imitan el rapeo. El rock deja
por el camino la performance de Jimi Hendrix con fuego y agua o, en otro
registro, con la comida y el sexo y se pop-ulariza en los medios. Ya se veía venir
cuando Frank Zappa (el tocapelotas norteamericano como se lo definió
recientemente) declara ante la Comisión de Comercio, Tecnología y Transportes
del Senado americano, ante la denuncia entre otras de Tipper Gore, esposa del
futuro vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore. Un defensor de la
multinacional ecologista. Si la ley que controla al rock y no al country “fuera
aprobada”, cuchichea Zappa, “tendría un efecto proteccionista para la música
country, dando más garantías a los cowboys que a los niños”. Rapear, teclear
(otro forma de rapeo), correr hacia ninguna parte. O cuchicheo y chisme.
El fin del oyente confiable y la huida del hombre
sin nervios.
VI
El escritor de
auto-ayuda nos quiere ayudar. Generosa
multinacional del sujeto. Democrática tecnología del yo. Humanismo del mercado yoístico. Paranoia, panóptico lumínico:
no, “ese rumor no es nuestro”. Legado ciberpunk, lucha del individuo contra
estas multinacionales (de la auto-ayuda, del sujeto, de las tecnologías del yo
y del rumor), secularización del hombre contra los dioses. Madre electrónica
(el móvil), madre lavadora. Segunda naturaleza, ¿o tercera? ¿O cuarta? La numeración
no es más que un salto cuántico, número transfinito que imposibilita contar,
aleph que contiene las imágenes en otras imágenes. Cantor tiene una apellido
musical. Musita tras los números que se nombran con una lengua fuera de la
lengua: aleph. Retorno circular: ciencias sociales, humanidades, arte y
producción artística y política, retornan pero esta vez como trauma, musitando en la confidencia. La mujer no
confunde al hombre sin nervios con un
sombrero sino con otra persona.