LA ELECCIÓN DE OBAMA Y SU ASUNCIÓN.
¿EL RETORNO DEL SUEÑO AMERICANO?
Entrada la década del ’60, luego de la segunda guerra mundial, de la derrota en Vietnam, de la invasión a la bahía de Cochinos, terminaba de derrumbarse “el sueño americano”, que había narrado la ilusión de un país- continente – imperio donde se consolidaba el cine- espectáculo de Hollywood (con sus montajes orgánicos y sus grandes producciones cinematográficas), el dólar como la moneda universal, el funcionalismo sociológico y el pragmatismo filosófico. Sin embargo, como lo mostró desgarradoramente Elia Kazan –y más allá de su devenir hacia la derecha- el “sueño americano” era una ilusión que como un castillo de naipes estaba destinada a derrumbarse ante un mínimo movimiento, era tan simulado como Disneylandia, y tan ilusorio como la familia americana.
Después llegaron los 70: apoyos a los golpes de Estado en América del Sur, a los grupos paramilitares en otras zonas del continente, invasiones por aquí y por allá…. Y, en los ’80, los intentos de aplicar el neoliberalismo con un gobierno de un “mal” actor y un “peor” presidente.
Décadas después la situación no cambió… Más allá de lo que se diga sobre Clinton y sus líos de faldas, no hay que olvidarse que las guerras propiciadas por EEUU continuaron; sus políticas “fundamentalistas” hacia el extremo oriente, también, así como las alianzas estratégicas con todos aquellos grupos que desestabilizaran esa zona del mundo: Hamas, grupos de ultra derecha de Israel, y otras zonas del mundo: paramilitares en Colombia…
Con todos esos antecedentes llegan los dos gobiernos de Bush… Y, ahora, retorna, supuestamente, “el sueño americano”, pero -¡cuidado!- hay que despertarse, porque no es más que un sueño, y las políticas del Imperio y sus aliados no cambiarán. Hay que despertarse antes que tengamos, nuevamente, las invasiones en las puertas de este sur agredido y maniatado que ahora intenta liberarse.
¿EL RETORNO DEL SUEÑO AMERICANO?
Entrada la década del ’60, luego de la segunda guerra mundial, de la derrota en Vietnam, de la invasión a la bahía de Cochinos, terminaba de derrumbarse “el sueño americano”, que había narrado la ilusión de un país- continente – imperio donde se consolidaba el cine- espectáculo de Hollywood (con sus montajes orgánicos y sus grandes producciones cinematográficas), el dólar como la moneda universal, el funcionalismo sociológico y el pragmatismo filosófico. Sin embargo, como lo mostró desgarradoramente Elia Kazan –y más allá de su devenir hacia la derecha- el “sueño americano” era una ilusión que como un castillo de naipes estaba destinada a derrumbarse ante un mínimo movimiento, era tan simulado como Disneylandia, y tan ilusorio como la familia americana.
Después llegaron los 70: apoyos a los golpes de Estado en América del Sur, a los grupos paramilitares en otras zonas del continente, invasiones por aquí y por allá…. Y, en los ’80, los intentos de aplicar el neoliberalismo con un gobierno de un “mal” actor y un “peor” presidente.
Décadas después la situación no cambió… Más allá de lo que se diga sobre Clinton y sus líos de faldas, no hay que olvidarse que las guerras propiciadas por EEUU continuaron; sus políticas “fundamentalistas” hacia el extremo oriente, también, así como las alianzas estratégicas con todos aquellos grupos que desestabilizaran esa zona del mundo: Hamas, grupos de ultra derecha de Israel, y otras zonas del mundo: paramilitares en Colombia…
Con todos esos antecedentes llegan los dos gobiernos de Bush… Y, ahora, retorna, supuestamente, “el sueño americano”, pero -¡cuidado!- hay que despertarse, porque no es más que un sueño, y las políticas del Imperio y sus aliados no cambiarán. Hay que despertarse antes que tengamos, nuevamente, las invasiones en las puertas de este sur agredido y maniatado que ahora intenta liberarse.
1 comentario:
...Y así estamos en el sur, adormecidos frente al canto de sirena de un posible cambio en la política internacional estadounidense. Cambio que al parecer no será más que un par de acciones comunicacionales (como el cierre de Guantánamo)y nada más. Llegó el cambio para que nada cambie, un gatopardismo en plenitud. Justo cuando el buque hacía agua, era necesario devolver la esperanza a los desesperanzados, y qué mejor que un afroamericano en el poder. La señal perfecta para la nueva metamorfosis de este liberalismo clásico que cual serpiente cambiará nuevamente de piel, pero seguirá con el mismo mortal veneno.
Publicar un comentario