Blog de Víctor Silva Echeto. máquina de escritura que, en su exceso, fagocita significantes.
martes, 31 de agosto de 2010
Conflictos de racionalidades. Universidades con/sin condiciones.
GIRO VISUAL, CONFLICTO DE RACIONALIDADES Y DE MIRADAS. LAS TENSIONES EN LAS “UNIVERSIDADES” CON/ SIN CONDICIONES.
Víctor Silva Echeto.
Universidad de Playa Ancha (Chile).
Las modernidades prematuras instalan a la Universidad como el paradigma desde donde/y/ en donde se sostiene el conocimiento y el saber. Son los giros postmetafísicos (postestructuralismo, postmarxismo, poscolonialismo, posmodernidad, cultural studies) que ponen en tensión la ecuación saber/conocimiento/Universidad, considerando críticamente que, más que paradigmáticas, son esas posiciones –estratégicas y tácticas- donde emergen diversos conflictos de racionalidades que ponen en cuestionamiento la mirada epistémica y geopolítica sobre la producción de conocimientos.
No obstante, los diversos modelos de universidades (Alemán; Francés; Anglosajón) ya planteaban desde sus inicios el conflicto de racionalidades como la condición –incondicionada- desde donde plantearse la autonomía –religión secularizada- de la Universidad.
Así, lo que pone en tensión el giro postmetafísico es la multiplicación de conflictos de racionalidades, a la que suma la discusión sobre la autonomía de la Universidad, en la medida en que el mercado, la competencia al interior del Estado, la aldea global y la globalización aldeana, la trasnacionalización, la comunicación de masas y la “metafísica” de la técnica (¿ya sin logos?), la mundialización y desterritorialización, las líneas de fuga, las hiperindustrias culturales, y la crisis “no moderna” de la Universidad moderna, ubican las “condicionalidades” de las universidades en otros espacios que la desterritorializan hacia un “afuera” asignificante. Es decir, ya el conflicto no está solo en el adentro significante donde las tácticas epistémicas determinaban el conflicto, sino en un “afuera” en el que no estaba “condicionada” en la modernidad prematura.
En esta compleja contemporaneidad, atravesada por diversos cruces y conflictos de racionalidades (políticas: geopolíticas; económicas: de mercado; culturales: multi/ interculturales; sociales: crisis de las identidades) se produce un cruce atravesado por las líneas de fuga y procesos de desterritorialización que desde el “afuera” heterotópico cuestiona el “adentro” representativo desde el que se organizaron y rearticularon las epistemes, metodologías e investigaciones científicas.
Las agendas –y agencias- políticas y de investigación poscoloniales, las tensiones que en el debate modernidad/ posmodernidad instalan las tardo modernidades, las aperturas hacia fuera que se producen en las rearticulaciones culturales, el giro deconstruccionista y las relecturas postestrucuturalistas, postmarxistas, psico y esquizoanalítica que se producen a un lado y otro del Atlántico, colocan nuevas encrucijadas, paradójicamente, sobre viejas temáticas, como, por ejemplo, las del sujeto, la producción de subjetividad, la ideología, el inconsciente, la verdad y/o las verdades. Estos espacios intersticiales –entre, antro, between- tensionan aún más el conflicto y el papel que, en él, juegan las universidades.
Agencias privadas de investigación, producción de patentes, programas informáticos de generación y producción de conocimiento, incremento de la privatización de la investigación universitaria y de puesta en cuestionamiento de su autonomía, son solo algunos de los énfasis que se le han ido colocando al conflicto de las racionalidades en las primeras décadas de este siglo.
Desde la discusión sobre la crisis de las disciplinas –énfasis moderno que articula lo penal y lo epistémico en la conformación del poder- se instala el debate sobre la interdisciplinariedad, la transdisciplinariedad, las sinergias y la transversalidad, apareciendo nuevos programas que no terminan de solucionar la tensión entre orden/ jerarquía y fuga/inmanencia.
Es en ese contexto, que en la entidad universitaria propia del giro letrado, aparece otro conflicto de racionalidades con el giro visual que irrumpe a finales del siglo pasado y comienzos de éste. La pregunta es como articular esta nueva crisis –luego de la crítica gramatológica a la letra como ordenadora de la razón, el llamado falogocentrismo siempre etnocéntrico-, donde la “denigración de la visión” propia de cierta modernidad prematura, gira hacia el ocularcentrismo tardomoderno o modernidad tardía, régimen visual que es crítico con el iconoclastismo e iconofobia de las primeras modernidades.
La estética, como ideología moderna, distanciaba los ojos de lo que miraban, instalando la dependencia de lo visual hacia lo textual. La crítica gramatológica deconstructiva tensiona esas dependencias, así como el giro antiinterpretativo antiEdípico coloca nuevas preguntas sobre la verdad en momentos en que ésta vive una de sus mayores crisis.
Así, entre los espectros que aparecen (y des- aparecen) se encuentra el de lo visual, instalando nuevas dudas sobre las políticas de la verdad (o las verdades) propia del conflicto de racionalidades tardomoderno. Simulacros, espectros, fantasmagorías, visibilidad e invisibilidad, generaban dudas, interrogantes y, hasta oposiciones, por su trazo paralelo al de la verdad o de las verdades, desde la duplicación deconstructiva, la iterabilidad y virtualidad performativa, los que son síntomas del reclamo de acontecimiento.
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