viernes, 24 de febrero de 2012

Valencia: primavera en invierno



Movilizaciones y represión en Valencia.
Una primavera en invierno.

I
Durante esta semana se ha presenciado en Valencia (España), una fuerte represión policial pero, a su vez, desorganizada forma de apalear estudiantes de un instituto de secundaria, cuyas edades oscilan entre los 14 y los 17 años. Todo comenzó en el centro de la ciudad, en la calle Xátiva, en el instituto Luis Vives, cuando estudiantes de ese centro educativo, comenzaron una protesta por los recursos en la educación pública, que lleva, entre otras cosas, al corte de la calefacción en pleno invierno, la reducción de los salarios de los/las profesores/as y un incremento en la carga de trabajo de los/las profesores/as al incrementarse las horas docentes (no sigo un orden de prioridades). Los/las estudiantes ocuparon la calle y realizaron una sentada como inicio de la protesta. En ese momento, comienzan a llegar móviles policiales (antidisturbios) y a reprimir indiscriminadamente a jóvenes estudiantes, pero, también, a transeúntes, trabajadores/as, y todo aquel que pasaba por allí. Eran las 15 horas del lunes 20 de febrero. Era el comienzo de la represión que ya había anunciado el Partido Popular, partido de derechas en el poder del gobierno, con mayoría parlamentaria y en la mayor parte de las comunidades autónomas.

II
La semana anterior, el 18 y 19, el Partido Popular había comenzado su Congreso en Sevilla, homenajeando a Fraga Iribarne, fundador de ese partido, ex Ministro de Franco, declarado “fascista”, homofóbico, y un largo etcétera de adjetivos que podrían incorporarse sobre quien dijo que el franquismo fue una de las etapas más destacadas de la historia de España. Meses antes, la Academia de Historia, lanzó un diccionario enciclopédico sobre Historia de España, en él se destacan, entre otras biografías, la de Franco. En esa entrada, escrita por un declarado franquista, Luis Suárez, se sostiene que éste no fue un dictador, que su régimen no fue totalitario y destaca su valentía.
Luego de la represión, el jefe de policía (funcionario nombrado por el Partido Socialista Obrero Español –PSOE-), Antonio Moreno, golpeando con sus “nudillos” de los dedos la mesa, dijo, en una entrevista, “no es prudente que la táctica policial yo se la diga al enemigo” (vuelve a golpear la mesa con su mano derecha) “cuáles son mis fuerzas” (nuevo golpe en la mesa). Moreno ya había ordenado la represión, durante el gobierno del PSOE, a los vecinos del Cabanyal, que se oponían al derribo de dos edificios históricos.
Indignación en España por sus dichos, ¿o indignación porque dijo lo que piensa?


III
Los sindicatos mayoritarios de España, UGT y CCOO (Comisiones Obreras), tardaron en anunciar una huelga general, luego de la ley (decretazo) sobre reforma laboral, que en su compleja y laberíntica redacción, entre otros aspectos, “abarata el despido”, “favorece la contratación de mano de obra barata”, “facilita el despido” y “amplía el período de prueba de los trabajadores de seis meses a un año”. Pero para los sindicatos primero había que testear la “calle”. El domingo 19, en su primera movilización, las calles de España se llenaron de trabajadores/as. Pero, la huelga general seguía esperando su convocatoria. En ese contexto, jóvenes estudiantes de instituto se sentaron en la calle Xátiva de Valencia, reclamando lo que los sindicatos no son capaces de convocar. Desde el lunes, todos los días en distintas horas, las calles de Valencia, se llenan con 3 mil o 4 mil personas pidiendo dimisiones y rechazando los recortes a la educación pública.
Hasta aquí un breve relato. En Internet pueden seguirse imágenes de la represión.

IV
Las nuevas formas de movilización no son comprendidas por todos los sectores de la izquierda. El cambio y la transformación de una lógica política de la representación por una transformación de la política en lo político y en la presencia. El fantasma aterra y la presencia en las calles, también. Ambas figuras se solapan en estas movilizaciones mezcla de presencias y ausencias (el caso de Internet). De miles de personas en las calles y de imágenes fantasmagóricas que le reclaman ser vistas a unos ojos “sedados” y a un cuerpo “sentado” frente a la televisión de corte neo- fascista. El otro cuerpo el de la movilización sale a la “calle”, salta la verja de la pantalla televisiva, levanta un puño ante la parálisis de otros brazos que solo trasladan maletines. Son manos, puños, brazos, cuerpos con cuerpos que reclaman “ese pueblo que falta”.

V
Muchos teóricos contemporáneos reflexionan sobre las formas de movilización “postmodernas”. En estas aparece la estética de lo político (Ranciére), la “multitud” como desordenado cuerpo de la comunidad, es decir, del comunismo (Negri), la anárquica actitud contra la represión que podría llamársela con un antiguo nombre como “la banda” (Agamben), y podría seguirse citando teorías y autores. En este momento, con la urgencia de los dedos que escriben sobre las huellas de la represión, no tomaré partido por ninguna de ellas. Hay desde un anarco- comunismo (Benjamin) que reclama su presencia hasta un comunismo libertario que asume que las luchas no son solo políticas sino, también, culturales.
La violencia asume diversas formas, desde la violencia de la representación hasta la violencia de la presentación. La violencia es el choque de fuerzas, las luchas de diversos significantes en el amplío espacio de los signos. Cito a Guy Debord: “En toda mi vida no he visto más que tiempos de desorden, desgarros extremos en la sociedad e inmensas destrucciones; yo he participado en esos desórdenes. Tales circunstancias bastarían sin duda para impedir que el más transparente de mis actos o de mis juicios obtuviera alguna vez aprobación universal. Pero muchos de ellos, así lo creo yo, pueden haber sido mal comprendidos”.