En viaje…
Una poética de amor a Chile.
A Luana, unos encandilados ojos solares que se dirigen a un invierno que busca el sol.
Los viajes siempre son singulares. Son filosóficos por esa singularidad. Los nómadas no pueden dejar de viajar, de transitar, no hay travesía sin caminos. Emprender un nuevo camino es emprender una travesía, una geográfica topografía desterritorializada. Ya no hay vuelta atrás ni al origen ni al final. Solo viaje.
El avión despegó, otro destino quedó atrás. Otra vida, otros amigos, otras amigas, la vida es singularidad, es un viento que moviliza, un sismo que desmoviliza los aterrados cuerpos que no se sienten cómodos en la sedentaria inmovilidad de lo cotidiano.
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